Desde niña ya demostraba destreza a la hora de dibujar, afición con la que me pasaba horas arrodillada en el suelo. No tenía más de 8 años cuando mis compañeras de clase me daban enormes cantidades de folios en blanco, para que les hiciera dibujos de chicas maquilladas. A medida que iban pasando los años, cada vez me gustaba más el arte, empecé a pintar cuadros, a emplear la técnica del puntillismo y lo que siempre mejor se me ha dado, a hacer retratos a lápiz. Destaco que todo esto siempre lo hice de forma auto-didacta, pues en mi época se pensaba más en estudiar de cara a tener un oficio o bueno, al menos en mi casa se pensaba así, y no veían viable que me decantara hacia los estudios de Bellas Artes, quizás por no tener tanta salida laboral en esos tiempos.
El caso es que esa pasión por el arte y esa creatividad contenidas dentro de mí, tenían que salir por algún lado y tenía que sacarlas fuera como fuera. Al entrar en el mundo de la estética, se me abrió la puerta del maquillaje y también del tatuaje con el que también hice maravillas durante unos años. Pero el que me dio, me ha dado y me sigue dando muchas satisfacciones es el maquillaje, que veo como una forma de arte que considero que no se aprende en ninguna escuela, sino que es algo innato al igual que el dibujo, la pintura, la escultura y todas las técnicas artísticas. Creo que lo único que se puede aprender en una escuela son ciertas técnicas pero hasta ahí...si una persona no lleva esa vena artística en la sangre por más que aprenda esas técnicas y por más que haga cursos, nunca será un buen maquillador.
Hace ya unos cuantos años comencé a colaborar con peluqueros y fotógrafos especializados en moda, he maquillado en desfiles de moda, modelos publicitarios, mis trabajos han sido publicados en diversas publicaciones a nivel nacional y en portada, he sido jurado de certámenes de belleza y he sido profesora de maquillaje para promotoras de El Corte Inglés.
La verdad es que el maquillaje me ha dado muchas satisfacciones en mis 20 años de profesión, para mí es como pintar un cuadro y me gusta concentrarme para que salga perfecto; no soy de las que tarda 20 minutos ni 30, pues siempre dejo un margen de 1 hora. No "miro" sino que "veo" que son dos cosas bien distintas, y trato de sacar el máximo partido a ese rostro: esta es mi forma de trabajar y cientos de clientas y clientes satisfechas/os avalan mi trabajo y esto es lo que me anima a seguir en mi línea.
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